
Juan estuvo de viaje 27 días y llega mañana. Se hizo largo. La verdad es que con tanto trabajo y la visita de mi hermana podría decir que no tuve tiempo de extrañarlo. Pero lo hice.
La llegada de Juan a casa después del trabajo es como abrir la ventana y dejar entrar el aire fresco. El aire de la casa se renueva, llega papá. Siempre supo dejar las preocupaciones laborales fuera como quien se saca los zapatos al entrar para no ensuciar. Siempre llega, aunque cansado, con una sonrisa. Dispuesto a jugar, leer cuentos y también ver fútbol y jugar otro tanto al poker en la compu... seamos realistas. Pero lo amo. Me conoce tanto o más que yo, sabe manejar mis cambios de animo mejor que yo y es la combinación perfecta para mi mente volátilcerocomercialmatemáticamentedesastrosaqueseahogaenunvasodeagua.
Hay cosas suyas que adoro, su paciencia para explicar las cosas, sus manos... mejor, su cuerpo: todo, su compañerismo, su buen humor, es simple, práctico, deportista, sano, con los pies en la tierra, es yogui, se dice vegetariano...pero no... y me enseñó una parte mía nueva: ser mamá.
Podría estar toda la noche analizando qué me tiene tan enamorada, pero mejor me voy a ver Olivia con los chicos, a disfrutar nuestra última noche de farra antes de que llegue el jefe.
Esta foto es Juan mirando el mar. Sé que tengo un problema grave con el tema de sacar fotos a las espaldas, está registrado para cuando haga terapia...
feliz domingo!