Volvimos...

El fin de semana largo fuimos a visitar amigos que viven en Rauch. Llegamos 2 minutos antes de que se largara la tormenta, increible. Luego de un asado en la chimenea dormimos una siesta reparadora. Necesaria, estaba agotada.
El sábado salió el sol. La pasamos tan lindo... los chicos disfrutaron a morir. Se embarraron muchos pares de botas de goma y toda la ropa que habíamos llevado. Exploramos ríos, árboles, ramas, hojas, bichos, huevos de avestruz, hormigas, rocas, piedritas... increíble la cantidad de cosas que no veríamos sin un niño al lado que te ayuda a mirar! Convivimos con gato, perro, vaca, ternero, caballo, pony, cerdito, gallina, chajaes (se escribe asi?)... me hubiese quedado muuuuchos días más! que energía especial tiene el campo. El olor, el mate, los amigos, el barro, el silencio y el sonido de el hogar encendido, de los animales. Todo es especial. Lástima que Cristina no lo vea, sería otra la historia...
en fin, vuelta a la ciudad y su trajín.